Abanilla es una localidad y municipio perteneciente a la Región de Murcia, situado en la comarca Oriental, en el límite con la Comunidad Valenciana (linda con la provincia de Alicante). Tiene una superficie de 235,62 km² y cuenta con una población de 6216 habitantes (INE 2023).
Casa Consitorial, construida en 1751.
Celebración de la fiesta Moros y Cristianos
La iglesia parroquial de San José de Abanilla está ubicada en el centro urbano, entre la Plaza Purísima y las calles Corazón de Jesús y Pío XII.
Fue construida por la Orden de Calatrava sobre un solar donado por Don José Tristán de Rocamora, Señor de Mafraque. Las obras de construcción se iniciaron en 1700 y fue consagrada al culto en 1712 por el obispo Belluga.
La Orden de Calatrava ejerció su jurisdicción sobre la iglesia de Abanilla, independientemente de la Diócesis de Cartagena hasta el año 1879 en que cesó su subordinación, por bula de Pío IX.
El retablo del altar mayor, aunque modificado por intervenciones posteriores a su realización, es un claro ejemplo de la retablística murciana del segundo cuarto del siglo XVIII, siguiendo muy de cerca el modelo del retablo mayor de la iglesia de San Miguel de Murcia.
La bóveda de la capilla mayor fue pintada por Antonio Llopis en 1757. A la torre de cuatro cuerpos, en 1929, se le colocó la rejería que sostiene el campanil del reloj actual.
La iglesia es de estilo barroco y tiene planta de cruz latina de 37 por 17 metros. Cuenta con dos portadas, una lateral, en la que destaca una hornacina con imagen en piedra de la Inmaculada, y la principal, dedicada al titular, San José.
El retablo del altar mayor, recientemente restaurado, es obra de Jacinto Perales, quien lo comienza en 1733. Lo preside en la parte superior, la Inmaculada, y la hornacina central alberga al titular. El blasón contiene las armas de Castilla, las barras de Aragón y la Cruz de Calatrava.
En las paredes laterales y bóveda del presbiterio se reparten escenas relacionadas con la vida del patriarca; los "Desposorios" y el "Nacimiento" se colocan en los frentes y el "Sueño de San José" y la "Huida a Egipto" en la parte superior.
La columna que sostiene el coro se puso en 1763, procedente del primer claustro del Colegio de Santo Domingo de Orihuela, que no llegó a ejecutarse. Es obra de Juan Sansui, en mármol de Macael. Hay cinco columnas como esta en la plaza de la Anunciación de Orihuela.
En la Capilla de la Santa Cruz, se guarda la Santa Cruz (expuesta permanentemente) desde el año 1996. Contiene, en un relicario, las astillas de las reliquias que históricamente proceden de la Cruz de Cristo y que se guardan en Roma. Una certificación del Vaticano de julio de 1939 así lo confirma.
Titularidad: Diocesis de Cartagena.
Grado de protección: Incoado BIC.
Estilo: Barroco.
Periodo: Siglo XVIII.
Monumento dedicado al Corazón de Jesús en la pedanía abanillense de Barinas
Pedanías
De entre las numerosas pedanías del municipio, destaca Barinas como la segunda localidad con más población tras el núcleo de Abanilla.
- Barinas, situada a 11 km de Abanilla, tiene una altitud de 379 m y es la más poblada.
- Macisvenda, situada a 8 km de Abanilla, es un cruce de caminos hacia El Cantón y la provincia de Alicante (Algueña, Barbarroja, Hondón de los Frailes y Hondón de las Nieves).
- Otras pedanías: Mahoya (a 3 km de Abanilla), El Cantón, Cañada de la Leña, El Partidor, El Tollé, Los Baños, Casa Cabrera, Los Carrillos, La Umbría, El Collado de los Gabrieles, Ricabacica, El Algarrobo en Barinas, Campules, Balonga, El Chícamo
En las pedanías de El Cantón y La Cañada de la Leña también se habla, aunque minoritariamente, el valenciano. Es la zona conocida como El Carche.
El Escudo de ABANILLA
Escudo cuartelado con escusón, con varias divisiones en ellos, que reproduce las armas de Fernando VI o del Infante- cardenal don Luis de Borbón.
PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA
Los restos de la cultura material más antiguos localizados en Abanilla se encuadran en el periodo prehistórico del Neolítico. Más que yacimientos se trata de hallazgos puntuales como los pequeños objetos de silex y piedras pulimentadas encontrados en la Umbría y El Partidor.
De época posterior (Edad del Bronce, entre 1.800 y 1.100 a.C.) es el yacimiento de "El Morterico" cercano al Lugar Alto donde se encontraron fragmentos cerámicos, varios molinos barquiformes y fragmentos de hachas pulimentadas en porfirio y diorita que vinculan a esta zona con la cultura argárica caracterizada por el uso pleno del metal, el asentamiento de poblados en alturas naturales y el dominio de la metalurgia de fundición. Entre los siglos XI y III a.C, el levante de la península ibérica, con una pujante cultura propia del Bronce, se vio influenciado por la colonización griega y los aportes de la cultura de los "campos de urnas" de filiación indoeuropea. El resultado fue la llamada cultura ibérica (siglos V y VI a.C) que dejó su rastro en Abanilla en una serie de poblados localizados en Mafraque, Azud de El Partidor, El Olivar y el Lugar Alto, donde se han recogido fragmentos de cerámica y algunos trozos de "pilum" (lanzas de hierro).
ERA ROMANA
Durante la dominación romana, estas tierras fueron zona de paso entre las termas de Fortuna y Archena y la Vía Pretoria que pasaba por Yecla y Pinoso. Dependieron administrativamente de las provincias Citerior hasta el 27 a.C., Tarraconense hasta el 286 d.C., y a la Carthaginense desde entonces hasta la reorganización visigoda. De esta época, los restos arqueológicos han sido abundantes en el Lugar Alto y Santa Ana. Sin embargo sobresale el descubrimiento en 1957 de una villa romana de carácter agrícola en la pedanía de Sahués. Parte de estas piezas se conservan en el Museo Arqueológico de Murcia.
EPOCA VISIGODA Y MUSULMANA
En el siglo V, tras la caída del Imperio Romano de Occidente, los visigodos se hacen con el control de Hispania. Durante esta época las tierras pertenecientes a la actual Abanilla dependerán del condado de Oróspeda, después 'Aurariola' cuya capital era Oriola (actual Orihuela). En 713, un año después de la invasión árabe de la península ibérica, el conde visigodo Teodomiro firmó con Abdelaziz un pacto por el cual reconocía la soberanía islámica y se convertía en administrador del territorio comprendido entre las cuencas de los ríos Segura y Vinalopó a cambio del pago de ciertos tributos. Dicho territorio pasaría a denominarse "Cora de Tudmir". El califa Abderraman I conquistó la zona definitivamente para los musulmanes en el año 779 instaurando una provincia con los términos actuales de Murcia y Alicante, cuya capital sería Orihuela y que se mantendrá hasta 1031. La principal referencia escrita de época musulmana data del siglo XII y se debe al geógrafo Al-Idrisi, quien menciona las maravillas textiles que se fabrican en Albanyala, Albayada o Banyaliya, distintas denominaciones de Abanilla durante la dominación musulmana.
De época medieval musulmana es la "alcazaba" o castillo, construido en el Lugar Alto probablemente sobre restos romanos. Parece haber ocupado toda la parte alta del sector oriental del montículo. De planta ovalada, debió tener una longitud máxima aproximadamente de 100 m en sentido E-W y una anchura de 75 m en sentido N-S, con una superficie aproximada de 6.000 m2. Sus restos arqueológicos fueron catalogados como Bien de Interés Cultural por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en 1997. A final del periodo musulmán, fuentes cristianas mencionan nuestra población como una aldea dependiente de Orihuela con su "castielo de Hauaniella" o "castro de Fabanella".
LA RECONQUISTA
Las tropas castellanoleonesas ocuparon Murcia y su territorio en 1243, en virtud del acuerdo firmado entre el príncipe Alfonso y el rey moro Mohamed ibn Alí, por el que el reino se entregaba en régimen de sumisión a Fernando III el Santo.
En 1264 Alfonso X concedió al noble aragonés Guillén de Rocafull el señorío de Abanilla en agradecimiento por su colaboración en las campañas para sofocar la rebelión de los mudejares (musulmanes sometidos al dominio cristiano) en tierras castellanas. Esta donación no se hizo efectiva hasta el 1304. El siglo XIV supuso una continua disputa por las tierras de Abanilla entre las coronas de Castilla y Aragón. En el siglo XV el señorío de Abanilla se convierte en propiedad de la Orden de Calatrava cuya posesión hace efectiva en 1462.
Los Reyes Católicos, en 1501, con motivo de la conversión en masa al catolicismo de los mudéjares, elevaron el rango de aldea a villa. Las consecuencias fueron la sustitución de la Aljama por un Concejo municipal. Sobre la antigua mezquita se consagró la iglesia de San Benito de estilo gótico.
La expulsión de los moriscos (antiguos mudéjares bautizados) decretada por Felipe III a principios del siglo XVII supuso un gran descenso demográfico en nuestro municipio que tuvo graves consecuencias económicas de las cuales tardaría en recuperarse.
DEL SIGLO XVIII A LA ACTUALIDAD
El siglo XVIII es trascendental para la historia de Abanilla. Urbanísticamente se supera el trazado medieval, rebasando los límites impuestos por la antigua muralla y se construyen nuevos edificios. En 1709 se consagra la iglesia parroquial de San José y en 1762 se termina el Ayuntamiento. De esta época son también las Casas señoriales Pintada y Cabrera.
En 1820 se inician en España las desamortizaciones, proceso por el cual la acción estatal convirtió en bienes nacionales las propiedades y derechos que hasta entonces habían constituido patrimonio de diversas entidades civiles y eclesiásticas. Enmarcado en este proceso se produjo el desligamiento de Abanilla de la Orden de Calatrava en 1856 lo que supuso su integración plena en la vida nacional.
La disponibilidad de nuevas tierras como consecuencia de las desamortizaciones atrajo población foránea. A finales del siglo XIX Abanilla superaba los 7.000 habitantes. La actividad económica principal de Abanilla ha sido tradicionalmente la agricultura, complementada por la fabricación de productos elaborados a partir del esparto, aquí llamado "cofín", como prensas para molinos aceiteros, cestos, esteras, garbillos, cordelería, etc. normalmente realizados por mujeres. Esta industria artesanal, que se remonta a época morisca, tuvo gran importancia hasta la segunda mitad de siglo XX cuando, con el auge de las nuevas tecnologías del plástico, prácticamente desapareció