miércoles, 29 de marzo de 2017

CARTAGENA (MURCIA)


La ciudad de Cartagena fue fundada, con el nombre de Qart Hadasht, hacia el año 227 a. de C. por el general cartaginés Asdrúbal sobre un núcleo de población anterior que se viene relacionando con la Mastia que aparece recogida en la Ora Marítima escrita por el romano Rufo Festo Avieno en el siglo IV a. de C. La presencia cartaginesa en ella sería fugaz ya que en el 209 a. de C., en el transcurso de la Segunda Guerra Púnica fue conquistada por el romano Publio Cornelio Escipión.

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Cala en el Parque Natural de Calblanque

Molino de viento del campo de Cartagena

Escudo Cartagena.png
Escusón central de gules, con castillo blasonado de oro, aclarado de sable, surmontado sobre unas peñas rodeadas por el mar.
Este blasón cuenta con una bordura, que es una pieza heráldica de diferente color al resto del campo del escudo que lo rodea en su interior por todos los lados. En el caso de la ciudad de Cartagena, la bordura está compuesta por ocho cuadros alternados de diferente color (jaqueles o compones) con las armas de la Corona de Castilla. Muchas poblaciones que pertenecieron a la Corona de Castilla utilizan en sus escudos esta bordura, que recibe el nombre de bordura componada.
El timbre del escudo es una corona mural de seis torres, cuatro a la vista. El escudo propiamente dicho se encuentra adornado con una corona vegetal formada por dos ramas cruzadas, una de palma y otra de laurel. Con frecuencia sobre las ramas aparece representada una cinta blanca, de plata, con el lema de la ciudad: "Muy Noble, Muy Leal y Siempre Heroica, Ciudad de Cartagena".
Emblem of Spanish Customs Surveillance Service.svg

Escudo del Servicio de Vigilancia Aduanera 
El escudo de aduanas contiene en el círculo central los distintivos del estado español, para indicar que es de ámbito nacional. Este círculo está incluido dentro de una corona dentada que representa a la industria, al ancla simboliza la navegación y la flecha con el casco alado de Hermes en su extremo, el comercio. Las ramas de laurel y trigo representan el éxito, la agricultura y el trabajo. La corona indica que es un servicio real.
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Existe constancia de asentamientos prehistóricos en todo el término municipal de Cartagena, como los aparecidos en el yacimiento de Las Amoladeras en La Manga.

Por toda la costa son también numerosos los restos arqueológicos, como el del poblado ibérico de Los Nietos en el Mar Menor, así como pecios de barcos fenicios que documentan una intensa actividad industrial y comercial por toda la zona de la sierra minera desde al menos el siglo VI a. C.

Por lo que respecta al asentamiento urbano de la ciudad de Cartagena, las referencias más antiguas podrían corresponder a la ciudad de Mastia,6​ un poblamiento ibero o tartésico del cual se tienen noticias desde el siglo VI a. C. y que tradicionalmente se ha asociado a la ciudad de Cartagena.

La primera constancia cierta de poblamiento en la ciudad corresponde al año 227 a. C., en el que el general cartaginés Asdrúbal el Bello funda la ciudad de Qart Hadasht (Ciudad Nueva), con el mismo nombre que su ciudad de origen, después de derrotar al íbero Orisón, asegurándose así el control de los ricos yacimientos minerales del Sureste.

Qart Hadasht se convertiría en la capital del reino cartaginés fundado por Aníbal en Hispania, y de esta ciudad partió con sus elefantes en la célebre expedición a Italia, que le llevaría a cruzar los Alpes, al comenzar la segunda guerra púnica en el año 218 a. C.

El general romano Escipión el Africano tomó Cartagena en el año 209 a. C., siendo posesión romana desde entonces con el nombre de Carthago Nova, y una de las ciudades romanas más importantes de Hispania. En el 44 a. C., Carthago Nova fue la tercera ciudad en Hispania, tras Tarraco y Corduba, en ser elevada a rango de colonia romana con el nombre de Colonia Vrbs Iulia Nova Carthago (C.V.I.N.C) constituida por ciudadanos de derecho romano. En este proceso de romanización, el emperador Augusto la reurbanizó dotándola de un gran foro y un monumental teatro romano. Durante el gobierno de Tiberio, se creó el conventus iuridicus carthaginensis con capital en la ciudad, dentro de la provincia Tarraconense.

En el año 297, el emperador Diocleciano constituyó la provincia romana Carthaginense segregada de la Tarraconense, estableciendo la capital en la ciudad de Cartagena.

Hacia el 425, la ciudad fue saqueada por los vándalos antes de pasar éstos a África. La ciudad debió reponerse del ataque vándalo de alguna manera, pues en 461, el emperador Mayoriano reunió en la ciudad una flota de 45 barcos con la intención de invadir y recuperar para el imperio el reino vándalo del norte de África. La batalla de Cartagena se saldó con una gran derrota de la armada romana que fue totalmente destruida.

Tras la caída del Imperio romano de Occidente y el establecimiento de los reinos germanos en España, hacia 550 Cartagena fue conquistada por el emperador bizantino Justiniano I. Aunque no existen datos fiables sobre la organización de dichos territorios, existe cierto consenso acerca de que Cartagena, con el nombre de Cartago Spartaria se convirtió en 615 en la capital de la provincia bizantina de Spania.

Hacia el 622, los visigodos, dirigidos por el rey Suintila, tomaron y, según cuenta San Isidoro destruyeron y asolaron por completo la ciudad, causando una profunda decadencia.7​ Sin embargo, este comentario quizás pecó de exagerado, ya que en 675, Munulo, obispo de Cartagena, aparece firmando una de las actas de los concilios de Toledo, lo que demuestra que en ese momento había un obispo con su sede en la ciudad.

Durante la dominación árabe, Cartagena experimentó una cierta recuperación y contó con una mezquita y una alcazaba fortificada sobre el actual cerro de la Concepción, siendo conocida en esa época con el nombre de Qartayannat al-Halfa.​

En el año 1243 el emir Ibn Hud al-Dawla pactó en el tratado de Alcaraz la capitulación de la taifa de Murcia como un protectorado castellano.​ El arraez de Cartagena no reconoció la capitulación, y el infante Alfonso, primogénito del rey Fernando III de Castilla, tomó finalmente la plaza en 1245 con la intervención una flota procedente de Santander, a mando del almirante Ruy García de Santander. Esta conquista puso a Cartagena fuera del régimen de protectorado y recibió el Fuero de Córdoba.​ En 1250 se restauró la diócesis de Cartagena y en 1270 se creó la Orden de Santa María de España para la defensa naval de la Corona de Castilla, que estableció su sede principal en Cartagena. El traslado, unos pocos años después de la Reconquista, de la sede episcopal a Murcia supuso un notable freno para el desarrollo urbano, económico y poblacional de la ciudad de Cartagena.

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